1 feb 2018

Ser peatón hoy .-



Ser peatón hoy, sobretodo en Barcelona, es un reto constante.

Ser peatón hoy implica una serie de cualidades especiales como la torsión del tobillo sin fractura. No sé exactamente cuáles son las ventajas en las que se pensó al hacer los paseos de Barcelona en modo pendiente oblicua, pero seguro que tiene algún beneficio además de ofrecerte la oportunidad de caminar inclinado constantemente. Probad por ejemplo a cruzar la Plaza de Lesseps, es como llegar a los accesos del Primavera Sound, una prueba personal diaria: sube, sube, sube, inclínate, sube, cuidado el tobillo, sube. (Por favor si alguien encuentra el camino en plano que me escriba. Desespero. Muchas gracias).

Pensando una Noguerada se me ocurrió el otro día mientras caminaba por el Farró que deberíamos llevar espejos frontales para ver qué te viene por detrás cuando te cruzas por calles estrechas o peatonales con alguien (que aunque vea que te viene un coche por detrás no se va a apartar ni en sueños) y entonces tienes que abandonar la seguridad del lado acera sin saber si te viene un camión que no cabe en la calle o un encantador y concienciado papá pro con el niño en el patinete a toda hos...(A éstos no se les oye y te asustan cuando te giras a mirar).

Los espejos frontales además ayudan mucho a relacionarte con personas adictas a las fotos personales (si es que te interesa), ya que mientras te hablan se están mirando a ellos mismos en el mundo y al fin y al cabo, por algún trastorno de tipo afectivo (supongo), su presencia en el mundo es lo que más les gusta ver (constantemente).

Este tipo de personas que se autofotografían en el mundo, sobretodo aquí en Barcelona, son difíciles de sortear. Esto no es una idea mía pero sin duda es una gran idea: Intentar subir Paseo de Gracia sin tener que desviarte un milímetro de tu trayectoria. Probad a ver cuántas veces tenéis que moveros hacia uno u otro lado gracias a la inestimable presencia de gente que viaja para hacerse fotos personales.

Algo además superabsurdo, porque ¿para qué te pegas un viaje si lo que acabas es haciéndote fotos a ti mismo y cuando dejas de hacerte fotos lo único que haces es perder la consciencia a base de cerveza fría amigo?. Vaya me desvié del tema (esta gente es lo que tiene).

A lo que vamos: Ser peatón hoy te ayuda mucho a averiguar qué tipo de partidas presupuestarias deben de estar a tope: Un día te encuentras una obra porque van a adoquinar, otro día te pasas la mañana saltando cosas porque están asfaltando o poniendo más aparcamientos de bici (que nadie que viva aquí va a utilizar porque sabe que aquí te roban la bici), otro día descubres que ya no puedes caminar salvo de lado porque han puesto unos nuevos y supergigantescos contenedores de basura en tu calle, en la que siguen viviendo el mismo número de habitantes que la noche anterior y por donde seguirán pasando los camiones, que desplazan basura de un lado a otro, con la misma regularidad de siempre (me lo expliquen).

Y luego está el tema del calzado, porque ser peatón hoy te obliga a invertir en el calzado. Sobretodo, aunque sea para un día, necesitas sí o sí botas de agua, porque si llueve, siempre, hagas lo que hagas, acabas de babilla acuosa hasta el tobillo si olvidas aquel hueco que por lo que sea, nadie tapa bien nunca, aunque tapar lo tapan cada dos por tres.

Ser peatón hoy te da una visión bastante acertada de lo que pasa en el lugar donde vives y te hace pensar, al menos a mi, en un par de cosas que no termino de resolver: ¿Cómo hemos llegado a esto? y ¿Por qué me da la sensación de que vamos a lo que sea peor?.

 En fin. Creo que estoy envejeciendo mal (otra vez).

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