27 nov 2017

Pavement - Grounded .-

Intervenir .-



DEPARTAMENTO DE ALTERACIONES SOCIOEMOCIONALES 271107. Exterior día.- En una enorme explanada que según se abre el plano es una gigantesca piscina vacía. Dentro dos personas hablan, mientras chequean las fisuras de las paredes y el suelo con la mirada.



Sr. LOBO

Ha quedado perfecto.

Sr. LLOP

Sin duda Perfecto.

Sr. LOBO

No podríamos haberlo hecho mejor.

Sr. LLOP

Tan sutil, tan sutil. 

Sr. LOBO

¿Ya tenemos la previsión para los fármacos?

Sr. LLOP

¿Fármacos? Ya no nos hacen falta.

Sr. LOBO

Siempre hay quien no...ya sabes.

Sr. LLOP

Sí bueno, tenemos los fármacos pero esta vez hemos conseguido entrar directamente en sus cabezas.

Los símbolos están en sus cabezas, dentro de sus cabezas. Nada puede fallar ahora.

Sr. LOBO

Entonces el control será perfecto.

Sr. LLOP

Perfecto. Sin duda

Sr. LOBO

Y ¿cabrán todos aquí?

Sr. LLOP

Sí, se tirarán de cabeza. 

Sr. LOBO

Perfecto. 

Sr. LLOP

Sin duda.

20 nov 2017

Sonnymoon - Just Before Dawn .-

Flojito Muy Flojito .-



Flojito Muy Flojito era un niño muy blandito, por fuera y por dentro, pues todo su gran cuerpo parecía un enorme almohadón y en su interior latía un bellísimo corazón.

-"Así aunque sea muy grande, daño a nadie le podré hacer" - Se decía. - "pues si tropiezan conmigo en mi cuerpo rebotarán y daño nunca se harán".

Se preocupaba mucho por eso, porque al ser tan enorme todos con él querían pelear, como si con la fuerza se pudiera probar algo distinto a ser un animal.

A Flojito Muy Flojito no le gustaban nada las peleas, ni la violencia, ni las riñas.

-"Pues discutiendo tan sólo se pierde mucho, mucho  tiempo y lo que es peor, perdemos ahí la energía para mejorar las cosas que nos disgustan de la vida.".- decía Flojito Muy Flojito mientras se calzaba sus grandes botas de agua, pues iba a salir y afuera hoy llovía.

Flojita Muy Flojita era una niña muy chiquitita, que podría parecerte muy frágil en una primera mirada, pero no era así, pues ya sabes bien que las apariencias engañan.

A Flojita Muy Flojita no le gustaban nada las imposiciones, ni las obligaciones, porque no entendía tener que hacer las cosas si no comprendía las razones. Eso le hacía llorar de manera permanente, por eso frágil y débil la veía la gente. Más no era así, pues no hay mayor debilidad que no querer cuestionar las normas que imponen los demás.

Un largo, larguísimo día. Un día de esos en los que duermes más de diez horas seguidas y aunque te despiertas descansado el tiempo transcurre lento casi parado. 

Cogió Flojita Muy Flojita su gorro y su abrigo impermeable y salió a pasear por el parque, pues una de las cosas que más feliz le hacían era pisar las hojas mojadas que en otoño de los árboles caían. 

Cuando Flojita Muy Flojita iba a cruzar la calle, llegó Flojito Muy Flojito al semáforo y la miró. Con unos ojos enormes, como su enorme corazón, quedó prendado de ella porque tenía un gorro molón. 

- ¿Necesitas algo? .- preguntó Flojita Muy Flojita que no entendía muy bien por qué ese chico le miraba tanto ... la cabeza.

- Estoy bien, gracias.- respondió Flojito Muy Flojito, que un poco tímido continuó. - Sólo quería decirte que...

El semáforo en verde se puso y ninguno de los dos cruzó. Se quedaron mirándose confusos, pues algo les pasaba, pero no sabían qué extraña fuerza ahí parados les dejaba.

-...Me gusta mucho tu gorro. ¿Lo has hecho tú?.- terminó Flojito Muy Flojito, al tiempo que acercaba su dedo despacito para tocarlo.

- Es un regalo de mi mejor amiga.- respondió Flojita Muy Flojita, quien confiada dejó que Flojito Muy Flojito su gorro tocara. Ese gesto le gustó así que sonrió.

Flojito Muy Flojito también sonrió.

El semáforo que daba al parque de nuevo se abrió, la lluvia de repente apretó y nuestros dos protagonistas mirándose todavía, cruzaron sus manos y cruzaron la calle, llegaron al parque y se resguardaron bajo un pequeño techado debajo de un sauce.

- Es genial tener una mejor amiga. Tienes mucha suerte. ¿Y si seguimos hablando aquí mientras esperamos a que escampe?.

- A mí es que me gusta mojarme.- dijo Flojita Muy Flojita.- pero si quieres puedes acompañarme.

Así fue que Flojito Muy Flojito conoció a Flojita Muy Flojita un día de esos de lluvia en los que te despiertas descansado y el tiempo pasa lento, lento y  lo disfrutas como si estuviera casi parado.

13 nov 2017

HALO MAUD - Du Pouvoir .-

Gorro de lana .-



Tengo un gorro de lana imprescindible. 

A mi gorro le gusta ajustarse bien a mi cabeza y taparme las orejas, aunque a veces, según el día, las dejo fuera.

A mi gorro le gusta mucho pasear, incluso lloviendo, porque así no hay mucha gente y puede caminar tranquilo bajo el paraguas.

Ah sí, no te lo he dicho pero mi gorro es un gorro tímido. Le gusta el silencio, le gusta mucho hacerlo todo con el tiempo que requiere cada acción y le encantan las conversaciones a dos en lugares pequeños. Porque el ruido le molesta.

¿Eso es importante?. Sí, verás como es importante. 

Podrías pensar que mi gorro es un tanto asocial, pero en realidad es todo lo contrario. 

Es un gorro responsable. Es un gorro que se preocupa por los demás. Y lleva muy mal eso de que haya personas que piensan tan solo en sí mismas. 

Mi gorro necesita que todo esté bien, porque si no se pone triste, se encoge y deja de ser útil... como gorro.

Es lo que tienen los gorros de lana cuando lloran.

Si ves a mi gorro un día por ahí, le puedes acariciar, eso le gusta.

Incluso te lo puedes poner, porque le gusta meterse en otras cabezas que no sean la mía...
A veces conmigo se aburre como es natural.

Pero recuerda que es para mí imprescindible.

Así que me lo tendrás que devolver o quedártelo para cuidarlo mucho.

O cambiármelo por el tuyo, si es que tienes un gorro.

Porque siempre viene bien llevar el gorro de otro, aunque sea por un rato.

6 nov 2017

ROY AYERS - PRETTY BROWN SKIN .-

Una ardilla .-



Una ardilla puede recorrer la península ibérica de cabeza hueca en cabeza hueca sin tocar el suelo. Especialmente por el centro y la derecha (por la izquierda no hay casi nadie).

Un hipopótamo eyecta por su ano efluvios de tal magnitud, que todos los ciclones de mariposas quedan detenidos en el océano. Todo es plástico.

Un perro puede hacer agacharse a por mierda hasta a las clases más adineradas. Perros altos para clases altas.

Un gatito neoliberal puede dejarnos frente a la pantalla horas y horas como un robot. Arrastra, marca, arrastra, marca.

Los humanos son inteligentes, los humanos son inteligentes, los humanos son animales inteligentes. Copia esto cien veces.


2 nov 2017

Jessica Pratt - Bushel Hyde .-

La chica que sabía esperar .-



Había una vez una chica sentada, con la barbilla en su mano derecha apoyada, las cejas sobre sus gafas siempre levantaba, mientras su frente un poquito más se arrugaba. 

Las personas al pasar frente a ella, como un susurro, como un agua sin fricción, a penas en ella reparaban. Aunque había veces en las que se acercaban y le preguntaban:

- ¿Qué haces aquí tan callada?.

- Esperar.

- Esperar ¿el qué?.

- Estoy esperando, simplemente.

La respuesta como veis no estaba catalogada, por lo que ninguna conversación provocaba y sola la chica quedaba allí sentada.

Así un día. Y otro día:

- ¿Qué haces aquí tan callada?.

- Esperar.

- Esperar ¿a quién?.

- A ti, por ejemplo. (Sonreía)

Y algún mal entendido que otro de esa respuesta se desprendía.

Es lo que tienen, las respuestas enlatadas, que aunque las pronuncies con toda la verdadera intención, ya no se interpretan más que con la razón (equivocada).

Y otro día.

- ¿Qué haces aquí?.

- Esperar.

- Esperar ¿por qué?.

- Porque es lo que quiero hacer.

Esta respuesta sin duda, era la menos valorada, puesto que donde vivía esta chica cada segundo contaba y la espera se consideraba una gran pérdida de tiempo. Esperar era algo incuestionable, incomprensible, irracional y completamente desconcertante.

Lo que nadie sabía, y seguro vosotros sabéis, es que mientras ella esperaba, un montón de cosas en su vida pasaban a la vez.

El tiempo además, se paraba en el mismo instante y lugar. Eso es una ventaja cuando esperas, si es que sabes hacerlo bien.

Nuestra chica conocía cada día a alguien nuevo, poco, porque los humanos se conocen poco, pero a base de pequeños detalles, conseguía entenderlos, cada vez mejor.

Y otro día más.

- ¿Qué haces aquí?.

- Esperar.

-  Esperar ¿para qué?.

- Para verte llegar. (Sonrió)

Y esta vez algo pasó, la sonrisa tuvo una respuesta y junto a ella ese alguien se sentó, le hizo un gesto cómplice y allí también quedó esperando, dejando que se parara su tiempo, en el mismo instante y lugar, por el mero placer de hacerlo, junto a la chica que sabía esperar.