19 feb 2018

Chica estirada un poco fatal .-



Había una vez una chica estirada un poco fatal, sus brazos y sus piernas tenían la misma proporción pero su torso parecía de otro cuerpo mucho más pequeño y corto.

Chica estirada un poco fatal tenía los brazos alargadísimos, terminando con unas manos y dedos larguísimos. Podría haber sido pianista pero no le gustaba demasiado la música en general, porque se movía un poco mal y eso le avergonzaba de una manera que aún con los años no terminaba de superar.

Ya sabéis cómo somos cuando las cosas no nos afectan personalmente, creemos que mofarnos de los demás es solo parte de nuestra juerga y no pensamos en cómo eso al otro le puede causar una terrible inseguridad.

Chica estirada un poco fatal sonreía, sin embargo al sonreír parecía que eso era algo que normalmente no hacía. Su mirada era dulce y triste a la vez y era tan discreta, que lo que sea que le pasara por dentro a simple vista no lo podías ver. Tenías que fijarte bien en sus pupilas y entonces podías descubrir nubes grises o arcoíris de múltiples luces.

Chica estirada un poco fatal en realidad era una persona llena de bondad, pero al ser tan estirada nadie a ella se acercaba sin pensar que sería una borde total. Eso la dejaba un poco fuera de todo, porque además de estirada era timidísima algo que en la sociedad se interpreta normalmente de forma equivocada: la timidez se toma como estupidez redomada, cosa que no ayuda en general a entablar algún tipo de amistad. (No, no ayuda para nada).

Por suerte, Chica estirada un poco fatal fue a caer a un lugar donde todos tenían tiempo para conocerse. Se dedicaban a meditar y moverse lentamente. Se dedicaban a estar bien con ellos y también con el resto de la gente. Allí fue que chica estirada un poco fatal conoció poco a poco a quienes la ayudarían a mostrarse proporcionada con lo que pasaba por su mente.

Eso no lo sabe hacer mucha gente.

¿Lo sabes hacer tú?.

Yo lo intento diariamente.

No hay comentarios: