23 abr 2014

Contento Muy Contento.-



Contento Muy Contento era un niño con muchísima alegría dentro y por eso siempre estaba sonriendo. A Contento Muy Contento todo le parecía bien y así lo hacía saber:

La vida es un cuento.- se decía.- Y la tristeza en un cuento no tiene cabida.

Contento Muy Contento no quería nada más, que levantarse despierto y del día poder bien disfrutar. Y al llegar la noche así poder descansar sabiendo, que nada del día se le había podido escapar, por tener sueño.

Pero había algo que Contento Muy Contento añoraba y es que disfrutar del día está muy bien, pero estando en compañía seguro estaría muy, muy bien. Por eso a veces, Contento Muy Contento, anhelaba la compañía de alguien que junto a él, de la vida también supiera disfrutar igual que el.

Contenta Muy Contenta era una niña que se pasaba los días gozando de cada cosa que ocurría. Daba igual que tronase o que el Sol radiante quemase. No había cosa que a Contenta Muy Contenta no le entusiasmase. Hasta el frío en los calcetines húmedos era bueno para ella, pues Contenta Muy Contenta no se daba cuenta, ni reparaba, en las cosas que otros consideraban malas.

¿Por qué va a ser malo mojarse cuando cae la lluvia, si la lluvia es agua y bajo el agua, de natural, te calas?. Yo sólo puedo estar contenta porque las cosas están como tienen que estar.- Se decía, mientras al Sol sus calcetines ponía.

Contenta Muy Contenta, no quería nada más, que pasar los días gozando de todo lo que se pudiera gozar.

Pero había algo que Contenta Muy Contenta a veces echaba en falta y era la compañía de alguien a quien contar, las cosas que en su camino encontraba.

Un Gran Grandioso Día, un día de esos en los que duermes más de ocho horas seguidas y despiertas con una Gran Sonrisa. Un día de esos en los que la luz del día invita a hacer lo que mas te apetece y todo se confabula para que resulte fácil realizarlo. Contento Muy Contento como solía acostumbrar, bajó a su pastelería preferida a por un exquisito croissant. Según salía de la casa encontró a Contenta Muy Contenta,   quien casualmente por allí paseaba aquella espléndida mañana. Y con una gran sonrisa abierta Contenta Muy Contenta los buenos días le dio.

- Buenos días.- sonriente Contento Muy Contento respondió.

Entonces algo ocurrió.

Contento Muy Contento se quedó fijo en el tiempo y por un momento, parecía que nada se movía.

Contenta Muy Contenta, por su parte, sin saber muy bien por qué, se quedó fijada en el mismo punto del tiempo a su vez.

Se miraron el uno al otro en sus ojos infinitos, se recorrieron por dentro y se reconocieron en tan sólo unos segundos.

Segundos en los que la puerta de la casa de Contento Muy Contento hizo su recorrido y se cerró con un leve chasquido.

Entonces Contento Muy Contento reaccionó y a Contenta Muy Contenta se dirigió:

- Bajaba ahora a por un croissant para desayunar, son exquisitos, de mantequilla. Me preguntaba si los querrías probar.

- ¿Me invitas?.- preguntó Contenta Muy Contenta son su sonrisa sonrisita.

- Hoy sí!! Por supuesto. Te invito con mucho gusto.- respondió Contento Muy Contento, sonriendo riendo. Al tiempo que su mano tendía hacia la mano de su nueva amiga anhelada.

- Pues vamos a probarlos pues. Y si son tan deliciosos te invito yo a otro después. – respondió Contenta Muy Contenta, mientras cogía la mano de su nuevo amigo hallado.

Y así fue como se conocieron un Gran Grandioso Día, Contento Muy Contento y Contenta Muy Contenta, mientras un exquisito croissant compartían.

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