Jodido muy Jodido era un chico bastante entretenido, que pasaba el día divirtiendo a los demás y haciendo el payaso. Porque así - se decía - al menos así, alguien lo pasa bien con mi fracaso.
No le gustaba a Jodido muy Jodido ir contando
penas ni tristes cosas, así que lo pintaba todo siempre de color de rosa. Y mira,
si se ríen ellos, yo también me reiré y aunque esté jodido mejor lo pasaré.
Un día absurdo, un día de esos en los que
llueve muchísimo, te caes de culo y rompes tu paraguas preferido al caer sobre
él. Un día de esos en los que todo el mundo te parece que está como dormido, te tropiezas con la gente y todo te molesta enormemente. Jodido muy Jodido bajó
a por su libro preferido que en una librería cercana estaba escondido.
Cuando llegó allí y encontró su libro, justo junto
a él encontró a una chica, una chica pálida y de aspecto tranquilo, pero con
grandes ojeras que le hicieron pensar que tal vez él no era el único que estaba
jodido, muy jodido.
- Disculpa, perdona, ese libro que tienes, ¿lo
vas a comprar?.- preguntó Jodido muy Jodido mientras señalaba el libro con su
dedo índice erguido.
Jodida muy Jodida además de jodida era muy muy susceptible, lo que la hacía mas jodida
aún...si cabe.
- ¿Qué problema tienes tú con este libro? ¿Acaso
eres su dueño? ¿Tu quién eres? Y ¿qué
narices quieres?.- preguntó Jodida muy Jodida mientras sostenía el libro como
si fuera una tabla en medio del naufragio.
- Vaya disculpe, sólo quería saber, qué iba usted a
hacer con el libro que sostiene, puesto que llevo mucho tiempo este libro
buscando y precisamente he estado ahorrando para poder hoy comprarlo.- dijo
Jodido muy Jodido un tanto sorprendido por semejante carácter...Qué carácter
tan jodido,- pensó- entonces
Jodido muy Jodido se rió.
Todos menos Jodida muy Jodida, que no se enteraba de nada de la movida y
dejando el libro tirado, se marchó por donde había llegado, jodida otra vez,
como cada vez que salía, por no saber ser amable aún estando jodida.
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