4 dic 2013

Curioso Muy Curioso .-



Curioso Muy Curioso era un niño de un buen humor fabuloso, que todo lo quería saber y en todo encontraba algo hermoso.

A Curioso Muy Curioso todo lo que en la vida sucedía le resultaba valioso: Pues estamos aquí dos días- se decía.- Así que cuantas mas cosas me pasen mejor, si no, llegado el momento, tendría la sensación de haber perdido mi tiempo.

Curioso Muy Curioso no quería nada mas, que aprender de la vida todo lo que la vida darle podía, por eso nada temía y todo lo que le sucedía de mucho le valía.

Curiosa Muy Curiosa era una niña muy cuidadosa, que pasaba el día observando las pequeñas cosas: Pues mirando en detalle puedo apreciar, que todo es como todo y eso es curioso, muy curioso en realidad.

Un buen buen día, un día de esos en los que el viento sopla fuerte y las hojas de los árboles danzan saludando el Otoño, Curioso Muy Curioso que siempre a pasear salía, encontró en su camino una piedrita, pequeña, insignificante, que sin avisar se le metió de un salto dentro de su ojo derecho. Curioso Muy Curioso con lo que le gustaba observar, de repente lo veía todo borroso, lo veía todo mal. 

Por suerte, porque era un buen buen día, por allí justo pasaba Curiosa Muy Curiosa, quien con su lupa a las pequeñas cosas accedía. Al ver a Curioso Muy Curioso frotándose el ojo se acercó:

- ¿Qué te sucede?.- preguntó Curiosa Muy Curiosa, mientras observaba con su lupa a Curioso Muy Curioso, quien tenía ya bastante cerrado el ojo.

- No sé,- respondió Curioso Muy Curioso.- De repente lo veo todo borroso.

- Déjame ver.- le dijo Curiosa Muy Curiosa acercando a su ojo su lupa superpoderosa.- Ah! Tienes una piedrita. Te la soplaré y caerá solita.

Y así fue cómo Curioso Muy Curioso, recuperó pronto la vista, por encontrarse por suerte a Curiosa Muy Curiosa, un buen buen día.

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