10 mar 2016

El 720 de la 630 .-




En el kilómetro setecientos veinte de la 630, hay una curva, con giro hacia la izquierda. Lo que ves tras ella, para mi, es casa.

Claro que ahora no le voy a poder contar a Martina cómo está el mundo. El trozo de mundo que me han adoctrinado a interpretar.

Y ella, ya no me va a poder decir lo mucho que me equivoco.

Martina le daba las buenas noches a los que salían en la televisión dando el telediario, cuando todavía había Carta de Ajuste, que gran cosa esa del ajuste.

No se podía imaginar que ese señor que la miraba desde esa pantalla, no la estuviera mirando también a ella. Y empiezo a pensar, que ella sabía bien, que en esa tele habría un "Señor que la miraba", de ahí el saludo.

Martina se podía imaginar, que estuviéramos como estamos ahora, que la mentira que empezaron a montar con ella, sea tan bestia ahora, que nadie puede soportar que le toquen, cada vez menos personas se tocan, tampoco se miran al espejo. Hacen cualquier cosa para no verse al espejo, tal y como son. Todo el día encerrados en una pantalla, que sube fotos irreales, constantemente, poniendo ante los ojos de extraños fotos, con filtros. 

Todo lo que se fotografía lleva un filtro para no mostrar las cosas como son realmente.

El mundo está aislándose del mundo.

La gente por no hacer cosas propias de humanos, ha dejado incluso de caminar. Se quedaría tiesa viendo un Segway.

La última vez que pensé en ella, fue hace bien poco, con lo del Euribor bajo cero:

¿Cómo se quedaría Martina, si le digo que ahora, a los que no les han quitado la casa, les van bajar a saco la mensualidad, por no devolverles el dinero que no existe?.

Se echaría a reír seguro, con su pañuelito blanco, porque se le escapaban las risas por los ojos a mi abuela.

Qué buenas las risas de ojos húmedos.


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