Llegados a este punto confieso:
Que tengo una suerte inconmensurable.
Que puedo decir con alegría, mucha,
que me rodean las mejores personas que he podido conocer en estos años.
Que si te abrazas al aquí y ahora y sonríes,
básicamente está todo hecho.
Y además informo:
No dejo de querer mucho.
No dejo de creer mucho.
Y se puede.
Siempre se puede.
Solo tienes que bailar.
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