Hay gatas en tu cama.
Como aquellas que protegían las pirámides.
Tú no tienes nada que envidiarle a la más bella de las efigies.
La negra duerme en tu hombro izquierdo.
Me pregunto quién se apoya en quién.
La gris, que no pesa nada, encima de ti.
Suerte, la gris.
La blanca y negra junto a tus rodillas.
Esas que te hacen correr.
Y también tienes a mi preferida,
capaz de neutralizar "el ataque de las gomas malignas"
para salvaros...
De un tirón de pelo ¿tal vez?
De una huevera descontrolada ¿quizás?
¿De un tupper con tapa rota?
O del incontrolable paquete de arroz abierto.
A ti no te falta amor.
A mí me faltas cada día.
Reconozco que es constante
creer verte en todas partes.
En fin.
Sigues feliç.
Per molts anys.
No hay comentarios:
Publicar un comentario