Érase una madre, un hijo y una hermana por la calle de la mano andando.
Camina deprisa la madre,
el hijo deprisa camina,
la hermana, más pequeña,
no puede seguir el ritmo marcado,
la niña se para, reclama cuidado.
El hermano suelta la mano de la hermana y sigue caminando,
la madre con su hijo de la mano sigue caminando.
La hija cansada comienza a llorar.
Entonces se para la madre,
mira la mano vacía del niño y reprende su hijo.
El niño extrañado no sabe qué hacer.
La madre asustada le empieza a ofender.
La madre denigra al hijo por seguirle el ritmo.
La madre increpa a su hija por no seguir el ritmo del hermano.
La madre agarra la mano de la hija.
El niño queda solo y parado.
La madre increpa ahora al hijo para que siga avanzando.
El hijo obedece.
La niña sin paso es arrastrada por la madre.
El hijo ahora está triste pero no decelera,
La hija sigue llorando arrastrando los pies,
el niño y la niña no quieren caminar más,
el hijo y la hija no pueden parar,
la madre no escucha.
La premura niega cualquier atención.
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