10 nov 2015

Reservado Muy Reservado .-



Reservado Muy Reservado era un niño muy callado, que siempre se quedaba a un lado, mirando cómo los demás jugaban, se peleaban y a veces se reconciliaban. "Es imposible unirse así" .- se decía, "Siempre las mismas palabras, siempre las mismas excusas, es como ver una lavadora en la que nada se mezcla. Y todo sale limpio para ensuciarse después". 

Reservado Muy Reservado lo único que quería, es que las cosas fueran bien. Así que cuando se enfadaba él (cosa que también pasaba), en un rincón se quedaba, para no liarla también. 

Porque todo el mundo sabe que discutir, nada bueno te va a traer.
"Si algo no te gusta lo cambias".
Es lo único útil que se puede hacer.

Reservada Muy Reservada era una niña en apariencia apocada, delgada, tan delgada, que podía esconderse fácilmente cuando algo le asustaba. Cosa que pasaba frecuentemente. "Porque el mundo va muy deprisa siempre hacia el mismo lugar," - se decía. "Es como un niño sordociego y autista, que no puede, ni quiere entender, que las cosas son mucho más simples de lo que nos hacen creer. Así que mejor me quedo aquí agachada, así nadie me podrá ver".

Reservada Muy Reservada, lo único que quería, era que las cosas fueran bien. Y que si a alguien algo le molestaba, lo cambiara, ya que es lo único útil que se puede hacer.

No entendía, aunque lo intentaba, cómo los demás preferían enfadarse, culparse y disculparse, en vez de mejorar y mejorarse.

Un corto y brumoso día. Un día de esos en los que el mar se posa sobre la ciudad, despiertas tarde y la luz se va antes de que salgas a la calle. Un día de esos en los que sales a pasear y no ves más de tres pasos tuyos contados hacia atrás. Reservada Muy Reservada, bajó a ver lo que pasaba en la plaza que quedaba cerca de su casa, pues un intenso sonido le llegaba por la ventana, como una sirena de alerta que a todo el mundo llamaba.

Llegó Reservada Muy Reservada a la entrada de la plaza, que quedaba más apartada y por allí entró, pero como todo estaba brumoso nada vio, así que avanzó.

Avanzó, justo por el mismo adoquín por el que Reservado Muy Reservado iba de la plaza a salir, así que con el tropezó:

"Lo siento, ¿te he asustado? " .- dijo Reservado Muy Reservado, al tiempo que sostenía a la chiquita, que del susto, parecía que se caía (porque se agachaba).

"No te había visto y estabas justo al lado!".- se sorprendió, Reservada Muy Reservada, al tiempo que la postura vertical recuperaba.

"Normal, con esta bruma poco verás " .- sonrió Reservado Muy Reservado. Entonces su mano tomó. "¿Te puedo acompañar? ".- preguntó.

Reservada Muy Reservada, que además de reservada, era una tímida rematada, no supo reaccionar. Se dejó coger la mano y empezaron a caminar, pero hacia atrás.

Reservada Muy Reservada, notando que a la plaza no iban a entrar, habló:

"Perdón, creía que íbamos a ver qué pasaba, con este sonido yo pensaba, que había gente en la plaza. Y les quería observar. A ver si se despertaban."

Reservado Muy Reservado de súbito se paró, miró a Reservada Muy Reservada con sus ojos muy abiertos y flipó (aunque no se le notaba) porque, por primera primera vez en su vida, acababa de conocer a alguien que sabía que los demás dormían. 

"No hay personas aquí, son solo unos ecos que vienen de otro lugar. Me temo que no han despertado ya ".

"Entonces mejor nos vamos".- resolvió Reservada Muy Reservada, que también estaba flipada, porque por primera primera vez, había soltado su teoría y no se tuvo que quedar después agachada.

Así fue, que se conocieron Reservado Muy Reservado y Reservada Muy Reservada, un día de esos en los que el Sol no acompañaba.

Desde ese día el Sol brilla cada día y ellos no paran de hablar.

Entre ellos dos, claro, porque se comprenden bien, como un único solo ser. 

Y siguen mejorando las cosas, las pequeñas cosas, entre los dos, porque entre dos es mejor.

Y quién sabe, tal vez un día....

Sean más los reservados, los que dejen de callar.

Y hablen entre todos, de lo que no se puede hablar.



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