2 jul 2014

El León Traumado.-



(- No fastidies!!! - Eso parece.)

Había una vez un León Feliciano, que pasaba los días leyendo a la sombra de un GRAN PIANO.

El León Feliciano, pasaba los días cobijado tras sus grandes gafotas leyendo las pequeñas notas que escribían las hormigas en su gran piano sombrilla.

Y rugía el León preocupado y decía que las hormiguitas siempre contaban grandes historias y así él se hacía una idea de cómo andaban las cosas que no iban bien o a él no le agradaban por eso en su gran piano se refugiaba.

Al León Feliciano no le gustaba de natural el sitio donde debía estar. No le gustaba la estepa, ni los animales que allí habitaban así que se fue a vivir junto a la orilla del Mar.

Y allí vivió feliciano durante largo largo rato. Conoció a muchos animales de la costa y a otros animales que como él buscaron un sitio más acorde con su manera de ser.

Tan bien lo pasaba el León Feliciano con sus allegados, que montó junto al Mar un Chiringuito llamado FENOMENAL, pues así es como se sentía él allí y todos los que allí iban.

( - Y ¿qué pasó? ¿qué pasó más? )

Un día se levantó el León Feliciano y vio que su chiringuito se había desmoronado.

¿Una tormenta quizás?. ¿Un movimiento de tierra?. ¿Un huracán?.

- Fue un accidente sin más, nada más que un accidente.- se decía sin parar- Lo arreglaremos fácilmente. 

Pero no fue así. 
Se le coló en el local Fenomenal quien no merecía entrar y según entró destrozó todo lo que tenía en frente.

(- Vaya Plan. - Ya te digo.)

Total que el León Feliciano al ver que lo que más quería estaba destrozado y por mucha gente que venía nadie le echaba una buena mano se refugió en su GRAN PIANO y de allí no salió más.

Y lo que es peor.

( - ¿Peor? - Sí, mira)

Se asustó de sí mismo el León, pues ya no sabía más que rugir feroz, para que nadie se le acercara. Pues todo el que se le arrimaba más que mejorar empeoraba la reforma del local.

( Pobre León. - Da penica. - Total.)

Y si había algo que el León no quería. Algo importante para el León en su vida era ser un Buen León. 

Así que al ver que sólo sabía gritar y rugía mogollón se apartó de todos y todo.
Por un tiempo largo largo y el local ya no abrió más.

(- Y ¿se le pasó? – Pues mira, de momento, no.)

Vaya Plan. Vaya Plan.

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