Estupendo trabajo de Geoffrey Johnson.
Un hombre de setenta años recorre la ciudad empujando un carro metálico mientras busca desechos en la basura.
No hubo protesta.
La mitad de la población Europea deja de mirar a los ojos de quienes le rodean, para pasar a mirar continuamente una pantalla de litio.
No hubo protesta.
Una mujer muere por empeñarse en ofrecerle amor a quien no sabía quererse.
No hubo protesta.
Los jóvenes pierden las ganas de seguir, debido a un trato vacío de sentimientos, una vida vacía de afectos y un futuro sin promesas.
No hubo protesta.
Una anciana pierde la vida en el pasillo de un hospital, sola, se queda dormida, tardan días en darse cuenta de su ausencia.
No hubo protesta.
Cientos de personas pierden la vida diariamente en un mar muerto, cada vez más muerto.
Para alcanzar un continente en estado de putrefacción.
No hubo protesta.
Las ciudades tumba pasan a convertirse en ciudades entretenimiento, mientras las personas desaparecen y los lazos personales se desvanecen.
No hubo protesta.
Se exigen permisos para hablar, permisos para publicar, permisos para crear, permisos para amar. Todo es esclavitud.
Nadie protesta.
Estar sentada ahí, mirando una pantalla, no es vivir.
Nadie va a saber nada de ti, salvo que os abracéis muy fuerte.
Muestra amor como protesta.
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