9 ene 2018

Podría ser un tú.-


Podría llamarse Roberto, Ángel o Teodoro, esto sin duda le afectaría porque no suelen tratar igual a Ángel que a Teo.

Podría ser Ana, Silvia o Filomena, seguramente también sería alguien diferente según su nombre.

El caso es que no tenía nombre. Como tampoco deberían tenerlo los demás.
Los nombres te condicionan y nada en este mundo debería condicionar al ser humano.

Podría ser perezoso o dormilón, muy activa o muy comprometida, eso sin duda crearía un efecto en su entorno, según el momento en el que coincidiera.
Las actitudes marcan y eso no debería ser taxativo en un organismo que muta cada veintiún días.

Era todas esas cosas y todas las que no había sido aún, también las era.

Salvando las diferencias, podría ser tanto tú una mañana de Lunes como tú un sábado por la noche, dependiendo del sábado y del Lunes, claro.

Tal vez si os encontrarais en la fiesta adecuada, con la música y el humor adecuados, podríais pasar la mejor de las noches compartida.

Muy probablemente, si en vez de Marzo por la mañana os cruzarais una tarde de Abril, tendríais la mejor historia de amor que puedas llegar a imaginar.

Sin duda un miércoles al veros en el cine, no os hubierais intercambiado una sola palabra, salvo: perdona creo que este es mi asiento o te importa que ponga el abrigo aquí.

Si hubierais coincidido en una tarde de verano, de esas en las que el Sol no se pone nunca, habríais reído con la mejor de las conversaciones y visto amanecer sin saber lo mucho que os gustabais.

Todo eso podría pasarte a ti si no tuvieras nombre o si fueras yo por un momento.

Todo esto podría pasarnos un viernes de Enero por la tarde, si a ti no te condicionara en el presente un pasado que ya no existe y a mi no me hubieran dicho antes palabras que todavía molestan si me las recuerdan.

Si yo decido ser una taza de té y tú agua.

Si nos hacemos nube simplemente porque nos apetece muchísimo.

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