7 mar 2017

Receta indispensable .-




La receta indica que necesitamos:
4 Huevos
(Frescos de gallina feliz)

Bicarbonato
(No especifica pero un puñadito estará bien)

10 cucharadas de aceite
(Aceite oliva virgen extremeño mejor)

12 cucharadas de azúcar
(Grandes y generosas)

1 Cuarto de Leche
(Un vaso de leche entera de vaca)

La mitad de vino blanco
(Medio vaso. Del vino no tenemos más indicaciones)

2 Paquetes de levadura
(De esos rojos de toda la vida)

1 Tarrina de Vainilla
(Vale con dos a tres varillas también)

Harina la que admita.

Bien, aquí mi abuela, en eso de “la que admita”, se refería a que: cuando ya no puedas amasar más y veas que llevas más o menos un kilo y medio de harina, invertida en esa masa que no hay manera de despegarse de las manos, optes por echar más y siga quedando igual, entonces es que no admite más.

Ya te puedes poner a hacer roscos con ese engrudo. Ah, sí, vamos a hacer roscos de vino, como los hacía Martina.

Para hacerlos tienes que tener las manos embadurnadas en aceite, porque si no se te pegará la masa constantemente a la mano. Coges una bolita de masa, le haces un agujero en medio (con el pulgar) y lo vas girando hasta que el agujero es grande, bastante grande, porque luego cuando lo metes en el aceite (muy caliente) se eleva tanto la masa, que si no es lo suficientemente grande el agujero, se cierra y ya no queda bien.

Cuando los saques, puedes ponerles azúcar y canela o miel.

Mis preferidos son los de azúcar, al menos eso creo. Aunque puede que Martina me hiciera apreciar estos, que eran los que no quería nadie. Ella conociendo bien mi manera de ser, sabía seguro que nunca tendría de los otros y así evitaba ver en mí el desconsuelo.

Creo que es de lo mejor que me ha enseñado mi abuela, apreciar lo que a los demás no les importa. Perder interés por aquello que otros desean con avidez. Lo que sea para no tener la violencia del humano cerca.

En mi rincón tranquilo, me puedo tomar el roscón de azúcar muy feliz, mientras los demás se mosquean porque se les están acabando los de miel.

No entiendo a los humanos, mi abuela lo sabía bien.

El viernes habría cumplido todos los años. 


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