Recuerdo los paseos descalzas junto a la orilla.
Los baños desnudas, los largos baños desnudas.
El té con dátiles al atardecer.
Las íntimas charlas.
Las eternas cenas.
La precisión de los días.
La placidez de las noches.
Tú te habrás olvidado,
como olvidaste el amor
también el que compartimos.
Yo sin embargo, vivo en el anhelo.
Sigo sentándome en la orilla
mirando al mar
esperando volver
a una playa tranquila.
Mi piel bajo la luz tibia.
En un verano calmo.
Junto al mar.
Eterno.
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