Sea como sea para mirarnos el ombligo adoptamos una postura ciertamente incómoda para nuestro cuello que al final nos pasa factura.
Podemos mirarnos el ombligo por autocomplacencia o por la más loable acción de investigar en el origen y por qué de nuestra existencia, pero de todos modos es absurdo dedicarle demasiado tiempo a esto, porque querid@s: "la verdad está ahí fuera".
Nunca encontraremos gran cosa aquí dentro si no lo llenamos de lo que hay fuera.
Y si seguimos provocándonos esguinces cervicales a base de autocomplacencia no creo que se nos vea demasiado atractivos y lo que es peor para cuando queramos levantar la cabeza y ver más allá no podremos hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario