24 ene 2017

Folículo piloso.-




Eran dos hombres calvos.
Calvo el padre, el hijo calvo.
Ambos con pantalón largo,
los dos en la calle aguardando,
a que un hombre también calvo
llegara y les indicara.

Miraba hacia el cielo el padre,
hacia el cielo el hijo miraba.
Cruzaba los pies el padre,
el hijo igual los cruzaba.

Así pasaban la tarde,
esperando a que llegara,
un calvo que les guiara.

Un calvo, como cualquier calvo,
que les dijera qué hacer.

Un calvo guía,
un calvo mando,
un calvo andando.
En fin,
un calvo.

Pero no,
nadie pasaba.

Así que el padre parado estaba,
y el hijo parado también quedaba.

Miraba el padre hacia un lado,
hacia el mismo lado el hijo miraba.
Si mascaba chicle el padre,
el hijo chicle mascaba.
Y así pasaban la tarde,
padre e hijo haciendo nada.

No recordaban el día,
en que empezaron a esperar.

No recordaban el cuándo,
su pelo empezó a escasear.

No sabían, que la espera
calvos les dejó a ambos.

No sabían que eran ellos
ahora mismo,
ese calvo.


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