Me gusta llegar a la piscina y tener una calle sólo para mí. De hecho como ya son muchos años he desarrollado un par de tácticas bastante efectivas para conseguir estar sola en una calle.
La primera - táctica de disuasión - consiste en nadar despacio cuando ves que llega un nuevo sujeto con pretensiones de entrar en tu carril, esta táctica es infalible si empiezas a nadar de espaldas lenta y torpemente.
La segunda – táctica de exclusión – trata de hacerse con una calle ya ocupada, es poco ético lo sé, pero si entras en un carril rápido no deberías nadar despacio, así que hay que empezar a nadar deprisa y tocar a quien ocupa tu carril casualmente en los pies. Esta táctica, una vez más, es mucho más efectiva cuando quien tienes delante va de espaldas, así hay contacto visual y puede ver cómo te acercas cada vez más y más hasta que casi te comes sus pies.
Conseguidos esos treinta minutos de paz absoluta, nadando sola, ayer me metí en el jacuzzi sola también y entonces se me cruzó un vacío en el corazón, ahora sí que me apetecía estar acompañada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario