Corregido con un toque de naranja.
Despierto tras una noche más de esas que me recuerdan que mi sitio está más dentro que fuera a pesar de pasarlo bien fuera...como espectadora.
Despierto con esa pesadez de no querer enfrentarme al día, con ese deseo continuo de seguir viviendo en sueños, seguir creyendo en los sueños.
Despierto con mi foto vacía de la persona que no está a mi lado, con la boca seca del tabaco y con pocas ganas en general de enfrentar.
Y paso el día luchando con el recuerdo de lo que sale mal, de lo que sale como una no quiere, de lo inesperado que hay que asumir con naturalidad para que no apriete el zapato.
Hasta que una llamada de esas que no esperas, aunque quieres, te recuerda que las cosas están bien. Que tu sabes hacer las cosas bien.
Que yo sé hacer las cosas bien, y corregir una receta de pastel de chocolate con ingredientes nuevos cuando a la hora de hacerlo te quedas sin alguno "aparentemente esencial".
No hay comentarios:
Publicar un comentario